lunes, 30 de abril de 2012

Kirchnerismo para armar: la batalla simbólica-cultural.


Por Mariano Osuna.

Los procesos políticos latinoamericanos de este siglo XXI han conformado el marco conceptual de debates profundos sobre disputas simbólicas, permitiendo la ruptura de modelos culturales impuestos por el eurocentrismo materializados a través de la Iglesia Católica y de las potencias políticas-militares.
La batalla simbólica nos plantea el desafío a largo plazo más importante en la tarea de construir nuestro futuro desde nuestra visión, nuestras raíces, nuestras costumbres y nuestra identidad.
Respecto a nuestro país, la voluntad política del Kirchnerismo desde el Estado nos ha permitido plantear la discusión sobre ejes específicos en la dimensión simbólica-cultural. De manera analítica podemos describir cuatro escenarios (trincheras) donde hemos interpelado supuestas visiones “objetivas y naturales”: la visión hegemónica de la historia oficial mitrista, la construcción del “cuarto poder” y su agenda mediática, la idea de roles familiares asumidos, y la opresión naturalizada a las minorías en relación al reconocimientos de ser sujetos de derechos.

La historia oficial Mitrista: La entrega del patrimonio.
“Mi opinión es que el comercio sabe mejor que el gobierno lo que a él le conviene; la verdadera política consiste, pues, en dejarle la más amplia voluntad” Julio Argentino Roca.
Históricamente se nos impuso la cosmovisión de que la apertura a los productos de importación, el endeudamiento externo, la entrega de nuestros recursos naturales y los tratados neocoloniales con las potencias de turno eran en beneficio de nuestra patria; es decir, se nos ha naturalizado la idea de que las relaciones de dependencia con las potencias extranjeras eran un signo civilizatorio para nuestra nación.
Scalabrini Ortiz afirma que “endeudar a un país a favor de otro, hasta las cercanías de su capacidad productiva, es encadenarlo a la rueda sin fin del interés compuesto (…) Tarde o temprano el acreedor absorbe al deudor. Primero al débil y pequeño. Luego al más poderoso y resistente. Forzosamente y muchas veces contra su propia voluntad, el capital centraliza y concentra”.
La oligarquía argentina ligada a los intereses extranjeros, no pudo pese a la sangre derramada y a la opresión de los pueblos hacer olvidar a los profetas de la liberación: las culturas de nuestros pueblos originarios, el plan de operaciones de San Martín y Moreno, la reforma agraria de Artigas, la protección de la producción y el mercado interno (Ferré y Rosas), el gobierno popular de Yrigoyen, la industrialización con justicia social de Perón, la lucha de Cooke, el desarrollo intelectual y militante de F.O.R.J.A., la resistencia del 55, los 30000 compañeros detenidos-desaparecidos, el reclamo organizado por la Democracia, los pañuelos blancos, y tantas otras muestras de lucha por realizar nuestra revolución inconclusa.
En este recorrido por la segunda década del siglo XXI podemos afirmar que con Memoria, Verdad y Justicia hemos interpelado esa visión hegemónica que de manera innata se nos ha impuesto en nuestra conciencia, fomentando el debate sobre la construcción del relato, y revalorizando nuestra identidad desde nuestras raíces.

La agenda mediática del cuarto poder: subjetividad vs supuesta objetividad.
Tal vez el rol del periodismo y de los medios masivos de comunicación audiovisuales y gráficos sea una de las grandes rupturas logradas en nuestro país. Una profesora alguna vez me dijo que los gobiernos pasaban y Clarín seguía estando. En ese momento no entendía el mensaje entre líneas que escondía esa frase.
El 2008 y la disputa con los sectores agromediáticos puso en discusión a las principales corporaciones oligopólicas de nuestro país y a quienes en su voz eran voceros de los principales intereses del gran empresariado nacional e internacional.
Esa legitimidad casi dogmática que tenían los principales cómplices civiles de los procesos más antipopulares de nuestra historia no sólo se ha puesto en discusión, sino que además nos posiciona en una nueva forma de pensar el derecho a la información, la libertad prensa y la relación entre los medios de comunicación y los procesos políticos democráticos.
La nueva ley de servicios de comunicación audiovisual (su reglamentación está trabada por la burocracia judicial en el artículo que lucha contra los monopolios y oligopolios mediáticos) deriva la insólita ley de radiodifusión de la Dictadura más siniestra, sangrienta y masiva de nuestra historia. Esta patriada por la democratización de la información, y el cambio de paradigma (pensando la comunicación como un derecho y no como un servicio comercial) nos desafía en seguir profundizando la reglamentación de la ley aprobada y en promover cada vez una mayor subjetividad sustentada en la honestidad intelectual de los comunicadores (derivando los mitos de la supuesta neutralidad valorativa y de la objetividad periodística).

La familia: los roles asumidos y los roles construidos.
La aprobación de la ley de matrimonio igualitario, el reconocimiento de derechos a las personas LGBT (Lesbianas, gays, bisexuales, trans), los proyectos con estado parlamentario de la legalización del aborto y de la fertilización asistida, la rediscusión sobre la ley de adopción, la interpelación al ridículo concepto de “crimen pasional” y la consecuente incorporación del feminicidio, el reconocimiento de los derechos de las mujeres (en una sociedad tan patriarcal y machista) son algunos ejemplos de situaciones de la vida cotidiana que influyeron en la visión conservadora
tradicional (ligada a conceptos religiosos) de la Familia.
Una de las consecuencias de estos debates ha sido la ruptura de pensar la relación madre o padre–hijo como un vínculo que se construye de manera natural. Los roles paternos y maternos se construyen y de ninguna manera son roles que de manera innata aparecen. Esto deriva la tradicional visión de la familia constituida por hijos y sus progenitores. Por el contrario, por primera vez la ley estática intenta plasmar en su normativa situaciones que ocurren en la realidad. Muchas veces podemos observar que una persona tiene el rol construido de hijo con su abuelo, un tío u otra persona; esto se explica por la construcción de ese rol y no por su naturalidad.
 
La opresión a las minorías: Derechos humanos.
Tal vez una de las batallas simbólicas más representativa de este proceso político (con continuidades y rupturas) sea la no represión de las protestas sociales. El reconocimiento de reivindicaciones históricas respecto a la comunicación, la educación, la salud, a los delitos de lesa humanidad, a los derechos de los pueblos originarios, al derecho a la tierra, a la soberanía real sobre los recursos naturales, al reconocimiento de derechos a personas LGBT, al cambio de paradigma respecto a los derechos de las mujeres en plena igualdad sustantiva con los hombres nos desafía, a largo plazo, a seguir profundizando en todas las configuraciones de lo social la batalla cultural-simbólica.

El desafío: la utopía posible.
Seguir interpelando una sociedad patriarcal y machista impuesta desde los supuestos modelos civilizatorios, continuar con el verdadero reconocimiento de las personas como sujetos de derechos, consolidar las conquistas logradas y profundizar nuestras luchas para lograr su reivindicación desde el Estado como único garante de los derechos (esa tal vez sea la gran paradoja del Estado liberal: es quien viola y es quien garantiza los derechos humanos) son en términos generales nuestros mayores desafíos.
Es menester comprender como dice Hebe de Bonafini que si perdemos esta batalla cultural la culpa será de nosotros, porque como dice el gordo Cooke “cuando culmine el proceso revolucionario argentino se iluminará el aporte de cada episodio y ningún esfuerzo será en vano, ningún sacrificio será estéril  y el éxito final redimirá todas las frustraciones”.

Fuente: Universidad Popular de Madres de Plaza de Mayo.

martes, 17 de abril de 2012

YPF: Soberanía es recuperar lo que nos robaron.

Por Mariano Osuna

En la ruptura con las visiones hegemónicas aparece la duda, interminable pero necesaria, frente a una historia oficial que por siglos nos presentaron.
Provocar la ruptura de "conceptos naturales (o mejor dicho naturalizados)", de una historia hecha en un manual, de una realidad que no es la nuestra, de ese espejo "objetivo" irreal, nos permite forjar nuestra patria recuperando nuestras costumbres, nuestras raíces y nuestra historia, observando nuestra realidad desde nuestros ojos.
La construcción de pensar la política teniendo como columna vertebral a los Derechos Humanos es el desafío por el que lucharon todos/as los/as protagonistas de esta revolución inconclusa.
Es innegable que el 25 de mayo del 2003 no es una año más en nuestro calendario. Después de décadas de silencio cómplice, asume un gobierno con la voluntad política para posicionar a los derechos humanos como política de Estado. En estos años hemos interpelado con Memoria, Justicia y Verdad aquella historia oficial, los conceptos naturalizados y el orden impuesto unidimensionalmente.
En nuestros días, el desafío es seguir interpelando esas visiones hegemónicas y continuar con la consolidación de lo logrado para avanzar en la discusión de un proyecto colectivo, popular, transformador, soberano, federal y latinoamericano cada vez más sólido.
En estos 4 años la pregunta central es ¿Cómo pensamos la profundización de políticas inclusivas que nos permitan soñar con un modelo donde la justicia social, la soberanía política y la independencia económica sean horizontes cercanos?
Es necesaria, en este sentido, la maduración política para discutir ese horizonte sin que los opresores cipayos logren desunirnos (como lo plantea Paulo Freire). Debemos utilizar la frase de nuestra presidenta “se acabó la avivada en la Argentina” para llenarla de contenido político conceptual.

Creación de YPF.

El presidente popular Hipólito Irigoyen fue el primer jefe de Estrado en intervenir en la cuestión del petróleo a través de un plan estraté3gico. En el ocaso de su primer gobierno (1922), fomenta la creación de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), con el objetivo estratégico de explotar y comercializar nuestros recursos.
Dicha empresa estuvo dirigida en sus primeros 8 años por Enrique Mosconi, quien demostró la capacidad de explotar los recursos petrolíferos sin necesidad de empresas extranjeras. Mosconi, quien logró triplicar la producción, afirma “Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieran enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es entregar nuestra bandera”.

Golpe de Estado con olor a petróleo.

Si revisamos el gabinete cipayo y de facto de Uriburu queda clara la función de las empresas petroleras extranjeras en el golpe. Los ejemplos son:

  • Vicepresidente de la Nación: Enrique Santamarina (Accionista de Astra, perteneciente a Standard Oil),

  • Ministro de Obras Públicas: Octavio Pico (ejecutivo en la Cia. Argentina de Comodoro Rivadavi y Petrolera Andina S.A., ambas subsidiarias de la Standard Oil),

  • Ministro de Relaciones Exteriores: Ernesto Bosch (Presidente de la compañía industrial y comercial del petróleo, del grupo de la Anglo Persian),

  • Ministro del Interior: Matías Sánchez Sorondo (Presidente de la Franco ArgentinaComercial y financiera; y abogado de la Standard Oil),

  • Ministro de Justicia: Ernesto Padilla (Director de la Germano Argentina de Seguros),

  • Ministro de Agricultura: Horacio Becar Varela (Director de S.A. Argentina de Comodoro Rivadavia, de capitales ingleses; Síndico de Austrea S.A., subsidiaria de Standard Oil; abogado del Nacional City Bank of New Cork, Director de la Destilería de Petróleo El cóndor; Presidente de Firestone; vocal de Sol Compañía petrolera; y abogado de Frigorífico Anglo).

La entrega del patrimonio.

Endeudada sin razones por la última dictadura, sometida a una política de contención de tarifas que la descapitalizó, y víctima de una fuerte campaña mediática de desprestigio, fue privatizada por el menemismo. Para su venta YPF tuvo que ser fragmentada mediante la venta de sus activos no estratégicos que incluyeron tres destilerías, equipos exploratorios, oleoductos, buques y el centro de investigación y desarrollo tecnológico, al mismo tiempo que se reducía drásticamente el número de empleados.
La gestión española se caracterizó por la elevación del precio interno de los combustibles y su exportación a costa del agotamiento de las reservas.
Para ejemplificar, podemos representar el saqueo en algunos números. Si nos basamos en las reservas y la producción de petróleo, mientras las reservas pasaron de 1980 a 2005 de 391.696 a 346.633 miles de m3, la producción creció de 28.586 a 38.632 miles de m3. Por otro lado, YPF es la empresa que entre 1987 y 1997 más puestos de trabajo fue perdiendo: 29.170 puestos, es decir un 84%.

Soberanía es recuperar lo que nos robaron.

Tal como lo plantea Scalabrini Ortiz “Para unir, es preciso comprender, y para comprender hay que conocer”. Hoy tenemos la oportunidad de seguir transformando la historia. Cristina Fernández, en cadena nacional, presentó un proyecto de ley donde se le da a nuestros recursos petrolíferos el lugar que siempre debió tener: el de ser un recurso de interés público.
El proyecto de gobierno mixto (Estado nacional- provincias) nos permite recuperar lo nuestro desde una matriz nacional, popular y federal. Además, el proyecto contiene el paso de expropiación si no se cumplen las pautas, y la condición de que si un gobierno posterior quiere nuevamente regalar nuestro patrimonio solo lo podrá hacer con la complicidad de las 2/3 partes del congreso.
Tal como lo dijo Cristina “se acabó la avivada en la Argentina”. Scalabrini Ortiz dice “El que no lucha, se estanca, como el agua; y el que se estanca se pudre”.