lunes, 25 de junio de 2012

Patria Grande: Liberación o dependencia


Por Mariano Osuna

Patria Grande vs Iluminismo europerizante

En la actualidad se está dando una nueva reorganización del Capitalismo. Tal vez sea su transformación más severa en los últimos cuarenta años. Frente a esto,  es menester comprender que los países centrales enfrentan las crisis desde un piso económico mucho más alto que el nuestro, pero no obstante por primera vez la tasa de desempleo es mayor en los países centrales. Es cierto, por otro lado, que la recomposición imperial se encuentra latente; ejemplos son los golpes de Estado en Honduras y Paraguay, el intento de golpe a Correa en Ecuador, las desestabilizaciones golpistas agro-mediáticas en Bolivia y Argentina.
Lo relevante es que ahora la crisis no podrá ser trasladada tan fácilmente como antes a los países de América Latina, porque ya vivimos la lamentable etapa del neoliberalismo encendido, porque los pueblos están forjando otras experiencias populares, porque estamos en la oportunidad histórica de seguir derrotando las estructuras y legislaciones neoliberales, de institucionalizar nuevas formas populares de gobernanza, y porque nos encontramos frente al desafío posible de consolidar reales lazos políticos, económicos, sociales y culturales entre nuestros pueblos.
Somos protagonistas del momento donde estamos, con agonía, saliendo de las arcaicas estructuras neoliberales. Pero aún nos falta construir un nuevo modelo económico que vaya en línea con los nuevos vientos que soplan en nuestra patria grande. Las voces populares que hoy representan a la mayoría de los países de la región no alcanzan; la situación compleja requiere ir pensando nuevas formas de organización en este siglo XXI que nos liberen de la dependencia de las grandes potencias mundiales y que no nos encuentre como abonados pagadores de la crisis-restructuración del capitalismo.
Juan Domingo Perón decía que “la humanidad hasta nuestro días, está formada por dos grandes núcleos, el que trabaja, y otro, el que vive del que trabaja”. De esta manera es necesaria (como plantea Freire) la unidad de los oprimidos para que con conciencia social y política, y mediante una militancia organizada, logremos consolidar nuevas formas políticas, económicas, sociales, culturales y económicas pensadas desde nuestra tierra, desde nuestras necesidades, de pie y al lado de nuestro pueblo. Lo nuevo significa descartar las nefastas recetas neoliberales e imperialistas, rastrear en nuestra historia nuestras raíces, nuestras costumbres, nuestro lenguaje, nuestras formas de organización; tomarlas y colocarlas como protagonistas de nuestras luchas, al lado de los humildes, de los/as trabajadores/as, de las barriadas populares. Sólo luchando al lado de los excluidos por el neoliberalismo, con los pies en el barrio, con la cualificación de los cuadros y la unificación de los sectores populares, consolidaremos la real y verdadera liberación de los pueblos en esta independencia inconclusa y la patria grande latinoamericana.

Política vs Corporaciones: Coyuntura nacional
Néstor Kirchner afirmaba que esta es una transformación de poner todos los días un ladrillo, colocando al movimiento popular y al Estado al límite de cada coyuntura. No obstante tenemos nuestras mentes atravesadas por el neoliberalismo, triunfante por varios años. Esto nos condiciona a la hora de enfrentar las nuevas condiciones del proceso capitalista.
“Unidos y organizados” no es una simple consigna, es la representación de los dos grandes objetivos a corto plazo: seguir profundizando la disputa simbólica y cultural en cada uno de los frentes: los barrios, los sindicatos, los gremios, las universidades y escuelas, etcétera; y por otro lado, institucionalizar las luchas sociales ganadas y la apoyatura social para seguir avanzando en la disputa por la distribución de la riqueza. Estos avances deben encontrarnos unidos y organizados frente a la reunificación de la derecha a nivel mundial, en América, y específicamente en nuestro país.

miércoles, 13 de junio de 2012

De Hegemonías y Ficciones: Nostalgias del pasado.


Por Mariano Osuna.

Marx nos decía que la historia se repetía dos veces: una como tragedia y otra como comedia. La insólita ficción montada por Jorge Lanata (fundador de Data 54, Página 12, Revista 23, Miembro de la CONADEP, gran opositor del diario Clarín y denunciante de Papel Prensa en los noventa) leyendo una carta abierta a Cristina Férnandez me hizo reflexionar sobre qué pensaría Rodolfo Walsh de este hecho. La gran paradoja tal vez sea que mientras Walsh se enfrentaba a la Junta Militar (es decir al poder político y económico hegemónico), Lanata se enfrenta al único proceso popular desde la vuelta a la democracia. 
Recordando esa frase de Marx, visualizamos el aire nostálgico del 2008. El error en la comunicación del objetivo que perseguía el gobierno con la Resolución 125, fue aprovechado por los sectores agromediáticos para dañar la institucionalidad de un gobierno popular con el afán de lograr (como en los viejos tiempos) su desestabilización.
Frente a una dirigencia opositora sin ideas o proyectos alternativos, los medios oligopólicos de comunicación audiovisuales o gráficos, las grandes entidades financieras, las cuatro entidades agro-oligárquicas y la Iglesia Católica unifican esfuerzos para construir esa fuerza política alternativa frente a la incapacidad que los dirigentes de los diversos partidos opositores tienen. Esta construcción de un partido virtual, pero con poder real, ha intentado en estos últimos meses recrear con nostalgia aquéllos meses del 2008.
Esta teatralización fue un fracaso por diversas razones. En primer lugar, porque aún el 54 % sigue siendo un fuerte mecanismo de respaldo teniendo en cuenta que aún no ha pasado ni siquiera ¼ de este segundo mandato; por otro lado, hoy se manifiesta una organización del campo popular (aún con sus bases precarias) diferente a la del 2008, acompañada por la consolidación de la conciencia popular y de la disputa de dos modelos claramente definibles; en tercer lugar, los medios masivos de comunicación y las entidades agropecuarias no cuentan con la misma legitimidad social que en la 125; y por último, la información es una herramienta de poder que cuenta con otra interpelación y criticidad en los lentes sociales. 
La frase de Marx mencionada al principio, también nos sirve para analizar “otra nostalgia del pasado”, esto es la salida espontánea de los lumpers y la clase media-alta a la plaza de mayo con sus cacerolas. El hecho se repite (como comedia) una década después para convencernos aún más que “cuanto más organizado y unificado esté el campo popular, más visibles serán los errores de la derecha”.
En España los indignados piden trabajo, en Grecia reclaman comida, en Chile exigen educación pública y gratuita, y en Argentina piden comprar dólares.
Estos tres acontecimientos, analizados desde la frase de Marx, nos muestran el fracaso (provisorio) de la derecha por desestabilizar este gobierno

Ladrillo por ladrillo
No obstante, no debemos con aire triunfalista pensar que la derecha ha perdido. Subestimar el enemigo es uno de los errores más grandes que podemos cometer (porque estos sectores no creen en la Democracia, pero la utilizan como su forma de gobierno; y cuando no pueden tener un parlamento sumiso simplemente lo resuelven con un golpe de Estado).
Nuestra tarea es materializar lo que en lo discursivo parece que tenemos claro: construir en acciones concretas la idea de “Unidos y Organizados”. Nuestro objetivo es derrotar las estructuras neoliberales o heredadas de épocas nefastas de nuestro país. Uno de los debates que se presentan es ¿cómo seguimos después del 2015? Hay tres alternativas frente a esto: retroceder con las conquistas logradas, profundizar este modelo, o avanzar hacia una nueva forma social, política, económica y cultural (socialismo criollo o nacional).
El Socialismo del S. XXI nos plantea nuevas estrategias. La construcción de ladrillo por ladrillo significa avanzar en la consolidación de nuestras conquistas, darle cada vez más poder real al pueblo, llegar al fifty -fifty (50 y 50), cualificar la organización popular, formar cuadros políticos, y avanzar hacia esa utopía posible: el socialismo nacional. Los presidentes Kirchner, Correa, Chávez y Morales claramente fueron y son ejemplos de este nuevo socialismo.

Como Comedia y tragedia: un cuarto elemento.

La crisis internacional plantea una reconversión del sistema capitalista. Este proceso condiciona fuertemente a los países más dependientes de las potencias imperialistas; pero en un mundo tan globalizado (donde los límites son cada vez más permeables) no importan los esfuerzos que realicen los países, la crisis igual los alcanza.
El kirchnerismo ha sido un punto de ruptura con muchos lazos coloniales: el no al ALCA, la nueva negociación de la deuda externa, el nuevo rol del Estado, la voluntad política de ampliar la cobertura y el reconocimiento de derechos humanos, entre otros. No obstante persisten viejas estructuras neoliberales y pro-coloniales en la estructura del Estado, esto nos plantea una de las contradicciones más importantes de todo Estado moderno liberal: su aparato institucional garantiza y viola, al mismo tiempo, los derechos de los sujetos.
Por esto último, es importante entender que desde el 2003 los gobiernos nacionales han abierto el juego para que la política no sea una herramienta de dominación, sino de liberación al alcance de las clases populares.
Unidos y Organizados no es una simple frase mística; es una clara invitación a que estemos preparados a los embates imperiales y oligárquicos. En otras palabras es un llamado a ser protagonistas en esta historia.
La inflación no es un hecho menor. Tal vez sea el problema más importante para la clase trabajadora y también para el gobierno. La paradoja es que el Estado no puede resolver esta aporía por la simple razón de que los precios son fijados por el mercado, más específicamente por cuatro o cinco grandes empresas especuladoras.
La organización en los barrios, en las universidades, en las escuelas, en los gremios, en los sindicatos y en todas las trincheras (diría Gramsci, también el gordo Cooke) nos van a permitir unificar el campo popular y defender este gobierno de la manipulación de lo sectores cipayos de nuestro país. Los medios de comunicación, las entidades financieras, los especuladores, las entidades agropecuarias, la Iglesia esperan cualquier acontecimiento político para sacar un rédito favorable a sus intereses antinacionales.
Los sectores populares no deben tener tutela, deben ser conscientes de la coyuntura histórica que estamos viviendo en nuestro país y en la América unida. La clase trabajadora debe tener herramientas de poder a su alcance: información, educación popular, salud colectiva, y conciencia popular organizada. De esta manera, no habrá forma que los grandes especuladores de este país nos convenzan que el gobierno posee la culpa total por el aumento de precios. Por el contrario, debemos soñar con un nuevo IAPI, es decir con la estatización de importaciones y exportaciones.

La historia se repetía como tragedia y como comedia decía Marx… está en nosotros romper las barreras de lo imposible, hacer la utopía posible y devolverle al pueblo el poder real.
“un obstáculo nunca puede taparnos el camino, debemos saltarlo, correrlo, quebrarlo y llegar a nuestro horizonte”.