miércoles, 16 de noviembre de 2011

Desaparición y duelo


"No están ni muertos ni vivos, están desaparecidos" J. R. Videla.

La desaparición forzada es un crimen contra la humanidad. Se trata de un delito imprescriptible dado que en la medida en que la medida en que la persona continúa desaparecida, el delito continúa produciéndose.
Entre los efectos fundamentales de la política de la desaparición, se instaló en las personas afectadas la incertidumbre que impone una suerte de renegación respecto de estos hechos. Esta forma de la angustia sería precisamente lo siniestro.
Desaparecido es un significante que produce la pérdida de las categorías fundantes de la identidad: tiempo y espacio (a-temporal, a-histórico, a-espacial).
El derecho a la muerte quedó abolido y se instauró la lógica que hace (im)posible la muerte de un cuerpo sin sepulcro, es decir la anulación de los modos de ritualización de la muerte, cancelando por esta vía la producción de un acto simbólico.
Vida y muerte son así deprovistas de la dimensión de lo estrictamente humano. La desaparición de personas empujó a quienes debían atravesar por este duelo a la construcción de un duelo por fuera de la ley (funcionamiento clandestino- duelo clandestino).
La certeza posible en estos duelos impactados por la desaparición no es del mismo orden que la de los duelos impactados por la muerte.
Esta sanción, entonces, no alcanza a recubrir la certeza. Siempre queda un resto irreducible de significación.
Tal como plantea Freud en "Duelo y Melancolía", hay un duelo que no logra realizarse. Pero sin embargo tampoco es éste estrictamente el estatuto de estos duelos, ya que siguiendo el concepto freudiano, estaríamos frente a duelos patológicos , o no realizables. Sin embargo, entendemos que se trata de un duelo en una posición tercera respecto de la díada freudiana normal/ patológico, que se ha denominado duelo suspendido o coagulado por diversos autores.
La ubicación en un escenario impreciso entre la vida y la muerte, el lugar de vivo- muerto del desaparecido, y la incertidumbre, producen el efecto de lo siniestro.
Es necesaria la existencia de un entramando público donde estos duelos se inscriban, pero también en el rescate de la singularización de cada caso.
Como plantea Alejandro Kauffman: "sucede que el debate sobre el horror, implica también un debate sobre la cultura".
Y Sergio Guelerman advierte: "Si la memoria está ligada al saber que asegura la continuidad de lo significado a través de las generaciones, los acontecimientos del horror no han consistido meramente en traumas, como pueden ser distintas experiencias terribles, como la guerra, la  peste o os terremotos. Los acontecimientos del horror han sido producidos como acciones destinadas a intervenir en la comunidad transgeneracional para producir transformaciones histórico-sociales irreversibles. Y lo han logrado (...) una comunidad que recuerda implica un pasado efectivamente transmitido"
Es nuestro desafío entonces, introducir los significantes que han quedado reprimido- tal como Freud planteaba - para poder realizar un trabajo de reinscripción de la historia cancelada; y construir un legado del que puedan reapropiarse las nuevas generaciones.

2 comentarios:

susana dijo...

Muy linda publicacion. Nunca me habia puesto a pensar en la idea conceptual del duelo. No soy de leer blogs pero la verdad que este es amplio y tiene diferentes temas. Nos hace pensar. saludos a todos.

martin dijo...

excelente informe! Muy bueno tambien el de siniestro de Ulloa!