viernes, 25 de noviembre de 2011

La Ley de la democracia y el lenguaje.

Los Mitos que se han resquebrajado.
Uno de los mayores logros, en términos simbólicos, en estos tiempos es el quiebre con aquella visión unidimensional sobre la cosmovisión, es decir la ruptura con la imposición homogénea que diariamente los medios masivos de comunicación realizan en la opinión pública a través de una agenda de temas o noticias que responden a sus particulares intereses.
Aquí no se afirma ingenuamente que la agenda creada por los medios ya no exista, sino que ya no es homogénea (ya no es la gran verdad). Se señalan tres factores que han sido desencadenantes de esto: en primer lugar, la lucha histórica de organizaciones sociales, agrupaciones políticas, periodistas, intelectuales, universidades, organismos de derechos humanos, gremios y sindicatos que durante años han presionado por una nueva reglamentación respecto a los medios de comunicación; por otra parte, el logro de desechar la idea noventista de pensar la política como una esfera aislada de las configuraciones de lo social, y la consecuente politización de lo social; y en última instancia, la promulgación de la Ley de servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) respaldada por la voluntad política del gobierno.
Entre los mitos que se han ido interpelando se encuentran: “que se desempeñan como el cuarto poder que evalúa a los poderes del Estado de manera objetiva”, “que dan espacio a todas las voces”, “que tienen neutralidad valorativa, presentan objetividad y son independientes a la hora de informar”, “que simbolizan los intereses de la gente y dicen lo que la sociedad piensa”, “se presentan como la opción representativa que reemplaza la falta de legitimidad de los partidos políticos”.

Agenda de los medios y mayor conciencia.
Teniendo en cuenta los tres factores antes mencionados, el primer impacto es cultural, simbólico y subjetivo. En la actualidad los medios audiovisuales de comunicación (e incluso los gráficos) se consumen sin ingenuidad. Se ha tomado conciencia del rol histórico que los medios gozan en  nuestro país, de la conformación de la estructura de los mismos y de la influencia que los medios tienen en los lentes sociales y su percepción. En estos tiempos, ya no tienen esa inocente confianza a priori sino que tienen que construirla.
La LSCA garantiza el derecho universal a la información y a la libertad de expresión, impide la formación de monopolios y oligopolios, fomenta la producción de contenidos educativos o infantiles, promueve la polifonía de información y de opiniones, permite que las Universidades  tengan emisoras sin restricciones ni obligación de ser sociedades comerciales, establece una cuota de pantalla pensando en el cine nacional, y establece un régimen abierto de participación pensando en las cooperativas. Pero la reglamentación se acompaña con otras discusiones, tales referidas al lenguaje, al rol del periodismo, a cómo pensar y defender la televisión federal y el cine nacional, al rol de las Universidades en esta construcción, entre otras.
El 45% de los encuestados por Ibarómetro cree que los objetivos que motivaron la ley fueron “democratizar a los medios, terminar con una ley de la dictadura y promover la diversidad cultural”, pero un 38% ve la ley como un arma “para combatir al Grupo Clarín, controlar la opinión de los ciudadanos o que el gobierno se beneficie económicamente”. De ahí la necesidad de seguir divulgando los objetivos de la ley: para que el debate sobre el rol de los medios no quede subsumido en una pelea por el poder.  (Encuesta I. Ramirez de Ibarómetro).

Pensar lo que está en construcción
En términos de la implementación de la LSCA existe un artículo fundamental que aún queda en el banco de suplentes. Gabriel Mariotto afirma “En la Argentina va a haber pluralidad. Los monopolios no pueden convivir con la democracia porque se quedan con la voz que le corresponde al resto. Estas cautelares, lo que hacen es ganar tiempo para que clarín siga operando de la forma a la que ha sido mal acostumbrado”. En línea con lo que expresa el presidente de Afsca, es indispensable seguir reclamando frente a la Corte Suprema de Justicia que se expida sobre el artículo 161 de la LSCA, ya que estamos a 25 meses de su promulgación.
Pero además es necesario seguir avanzando en la discusión sobre el rol del lenguaje, de los periodistas y los intelectuales. Tres ejemplos claros al respecto: el primero es la utilización de las muertes, los accidentes, los asesinatos, “la inseguridad” como un recurso estratégicamente político. De ninguna manera se propone en estas líneas que la inseguridad sea un ilusión, pero si se discute el modo en que lo medios masivos de comunicación ilustran ese hecho. Mostrar repetidamente videos y fotos sobre esos momentos sólo colocan al ciudadano en un lugar de rechazo, miedo, autodefensa, disgusto, individualismo, sectarismo, aislamiento, y al periodista en el pedestal de la miseria profesional. En Segundo lugar, si se piensa en los momentos posteriores de los accidentes, asesinatos, secuestros, de la “inseguridad”, los noticieros y los diversos medios de comunicación no llevan a psicólogos sociales, trabajadores sociales, médicos, abogados, psicólogos, cientistas políticos a debatir los hechos, sino colocan en un móvil al familiar más cercano de la víctima del episodio. Es razonable que una persona que acaba de perder un ser querido si le colocan un micrófono no pueda dar una opinión llevada por el análisis sino por la desesperación. El tercer caso es la utilización de conceptos como normalidad, natural, la realidad, el tiempo, el destino, crimen pasional, estético. También se visualizan perspectivas de análisis desde los medios totalmente patriarcales, machistas, de estereotipos sociales impuestos por una europeización que casi no se critica.
Un último detalle, piense un minuto en un hecho conocido de un asesinato. Si usted se levanta y a la mañana desea escuchar la radio entre las 8 y las 23.30 horas, Radio Mitre, Continental, La Red, Radio 10 y Del Plata repiten cada media hora esta noticia en sus rotativas: entonces se habla de 160 veces que se escucha que una persona fue asesinada. Si se prefiere prender el televisor, C5N, A24, TN, Crónica TV, Canal 26, CN23, pasan cada media hora esta noticia en los titulares entre las 8 y las 24 horas: entonces se habla de 192 veces que se observa la noticia de la persona asesinada. Por otro lado, los tres noticieros diarios de los 5 canales de aire suman 15 veces que se visualizan la noticia de la misma persona asesinada. Sin contar los medios de internet y los medios gráficos, se concluye en que un asesinato se reproduce 367 veces. La pregunta es ¿Uno cuando se decide por descansar y dormir, piensa que hubo un asesinato o 367? ¿Tiene esto influencia en la percepción de la opinión pública?

Arturo Jauretche y los medios de comunicación
Grupos capitalistas tienen en sus manos la Universidad, la escuela, el libro, el periodismo y la radiotelefonía. No necesitan recurrir a la violencia para reprimir los estados de conciencia que les son inconvenientes. Les basta con impedir que ellos se formen. (…) Proponemos un auténtico ideal democrático. El sometimiento de las fuerzas de las finanzas al interés colectivo. El estado que queremos debe ser fuerte para hacernos libres. No el estado totalitario cuyo fin es ahogar al hombre para realizarse, sino el estado que ahoga la tiranía del dinero para realizar al hombre, y así en el terreno de la formación de la opinión pública, la solución democrática consistirá en sustituir la libertad de empresa periodística o radiotelefónica, que es la libertad de los grupos plutocráticos para hacer su prensa o su radio e impedir toda otra, por la libertad de prensa sólo lograble cuando ella no tenga que depender de los intereses capitalistas. Solución ésta que requiere una Argentina liberada, ya que como dije antes, la finanza es extranjera. (…) Necesitamos liberar a la Nación para liberarnos dentro de ella.

Raúl Scalabrini  Ortiz y los medios de comunicación
En un país empobrecido, los grandes diarios son órganos de dominio colonialista. El periodismo es quizás la más eficaz de las armas modernas que las naciones eventualmente poderosas han utilizado para dominar pacíficamente hasta la intimidad del cuerpo nacional y sofocar casi en germen los balbuceos de todo conato de oposición. Su acción es casi indenunciable porque fundamentalmente opera, no a través de sus opiniones sino mediante el diestro empleo de la información que por su misma índole no puede dar una visión integral y sólo transfiere aquella parte de la realidad que conviene a los intereses que representa.

Por Mariano Osuna.

Fuentes: Revista Veintitrés, Foro Popular de la Comunicación, Miradas al Sur

3 comentarios:

marta dijo...

te felicito pocho porque este blog plantea desde un lugar de construcción e identidad los desafíos que se vienen.

saludos desde basso. Marta

ElGauchoGPS dijo...

Excelente post, me deja pensando varias cosas, Gracias!

juancho dijo...

creo que una de las cosas a discutir es como seguir construyendo la patria que soñamos. Te felicito pocho si este blog intenta discutir como continuar!!